El sábado
pasado la Usina del Bien Estar nos prestó su acogedor espacio para acomodar
mesas grandes, sillas de hierro, telas cuadradas y diez mujeres curiosas con
muchas ganas de aprender acerca de la técnica japonesa Furoshiki. Romi
Goransky, la profesora, las estaba esperando con todo impecable y listo para la
acción…
La historia
del Furoshiki abrió el telón. Romi nos paseo por los caminos milenarios de los
samurái y las familias japonesas, con sus costumbres y ceremonias. El Furoshiki
fue una parte central de la vida de todos en la isla asiática hasta que el
capitalismo introdujo sus plásticos, relegando a las telas a un muy inferior
plano. Por suerte para todos, las raíces siempre vuelven a asomar cabeza y hoy
el Furoshiki es implementado por todo Japón sin límites de edad. Esa técnica ya está llegando a nosotros.
Vimos como
envolver objetos de todo tipo, tamaño y forma; como transportárlos más
cómodamente, cómo protegerlos, cómo presentarlos para que queden perfectos para
un regalo, cómo ganar espacio y cómo convertir simples objetos como una caja de
zapatos, en algo nuevo, funcional y estéticamente bello. No se olviden, el
Furoshiki es potencia.
En el
encuentro no faltaron consultas respondidas, anotaciones e ideas bien
delineadas en cuadernos, y té calentito, muy generosamente brindado por la
Tana, directora de la Usina. Inclusive participó un asistente muy especial: la
perrita de una de las chicas, que se quedó bien tranquila en su frazada a los
pies de la mesa. Para cuando se llegó a la última figura, todas sabían que la
cotidianidad no tiene por qué seguir siendo la misma. Algo había cambiado…
¡Muchas
gracias a todas por acercarse a participar en este encuentro y muchas gracias
Romi por elegir Boulevard para compartir tus conocimientos!
A Romi la
volveremos a ver en su clase de Origami Nivel 2, para que los que hayan
participado en la primera clase o la gente que tenga conocimientos previos
puedas seguir avanzando en esta otra fantástica técnica japonesa. ¡Los
esperamos!