La intimidad de Elizabeth Waltenburg


Elizabeth Waltenburg tenía 21 años cuando se dio cuenta que quería pintar. Entonces vivía en París y era estudiante de historia del arte. Si existen las señales, su contexto era claramente una. Armó su valija y volvió a Buenos Aires, donde encontró inspiración fértil para pintar y la oportunidad de exponer pocos años después, muy pocos.
En el transcurso de su muy joven carrera vivió un episodio demoledor. Un marchand se llenó de promesas de ventas de sus cuadros en el exterior, pero sólo se robó su obra, así sin más. Elizabeth quedó devastada y despojada de su arte, viendo como su historia personal -plasmada en cada pieza- desaparecía sin dejar rastros. El suceso fue suficiente para que la artista colgara los pinceles… al menos por un tiempo. 



Este viernes 26 a partir de las 19hs regresa al arte en la Galería del Boulevard con Intimités, su más reciente producción de pequeño formato, conformada por obras que cuentan su historia. Es su vuelta a expresarse, a reencontrarse con la pintura, muy de a poco, como quien camina en puntitas de pie.  


Un poco de intimidad

Pinto lo que veo,
no lo que ustedes desean que yo vea
                                                             Lucian Freud.

Elizabeth eligió esa cita de su admirado referente porque nada podía representar mejor y tan claramente su actual proceso de creación. Frente a Intimités (intimidades), Elizabeth sienta su definición: “Se refiere generalmente al sentimiento de asociación personal cercana con el otro. El es resultado de una conexión  familiar y afectivamente estrecha con los otros debido a un cierto número de experiencias en común. La verdadera intimidad necesita intercambios, transparencia, reciprocidad y accidentalmente, una cierta vulnerabilidad…” 



Su gran maestro espiritual en su pintura es un gran artista llamado Alessandro Kokocinski, que hoy vive en Italia. Ella tuvo la suerte de conocerlo y, por capricho de la vida, la gran tristeza de no poder convertirse en su alumna. Sin embargo, Alessandro la encausa de alguna forma a través de dos escritos propios, que ella siempre rescata:


Io sono il mio cielo,
Io sono il mio inferno


El camino no es un objetivo,
pero el espíritu no alcanza su meta
sin haber recorrido el camino.
La vida es lo que se hace de ella
Los enemigos principales del hombre son: La Vanidad y el Amor propio.
Sólo intentando lo imposible  se realiza lo posible.
El sufrimiento es condición indispensable para crecer
La prosperidad descubre vicios,
La adversidad, virtudes





Elizabeth logró transformar su sufrimiento en nuevos cuadros impactantes, muy personales y llenos de emoción. Las tres obras publicadas en este post están realizadas con óleo sobre tela y forman parte de Intimités, muestra que se podrán ver en la Galería del Boulevard a partir de este viernes 26 de noviembre, desde las 19hs. ¡Los esperamos!


Contacto Galería del Boulevard
Andrea Degiovanni: ad@boulevardsaenzpena.com.ar

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