En el suelo, las mesas puestas para la cena, cada una con su vela. En el cielo, dos pares de piernas sobrevolando un Boulevard apacible y contento de verse nuevamente intervenido por el arte.
Como lo vinimos anunciando, el arte llegó de la mano de Gerardo Feldstein, artista y gran generador de climas. Sí, por supuesto que sus obras sugirieron un ambiente entre sorprendente y pícaro, pero el anfitrión puso lo suyo para que todos los asistentes nos sintiéramos como en casa.
La muestra se recorrió sin prisa pero sin pausa, con una copa de vino tinto Rosell Boher en la mano, una sonrisa y los ojos bien abiertos, absorbiendo cada guiño, cada gesto. ¿Una escalera con manos y pies, preparada para trabajar? ¿Una persona (o lo que vemos de ella) intentando escaparse de un cuadro? ¿Figuras de alambre transmitiéndonos sin palabras todos aquellos pensamientos que pululan en nuestra propia cabeza? Un sí rotundo responde a todas esas preguntas.
¿Y cómo logró Gerardo hacernos sentir como en casa? Acompañándonos en el recorrido, compartiendo historias, sentándose con nosotros en el living de la muestra… Un clima tan descontracturado como alegre. Este es el camino que se armó el caminante al andar, con sus obras, sus amigos y sus historias.
Quien se haya perdido la oportunidad de venir a la inauguración, lo invitamos a que venga a recorrer la muestra de miércoles a sábados de 10.30 a 19hs y que busque entre los cuadros, esculturas e instalaciones ese mismo clima generado anoche. Que no haya dudas: el clima está y perdura…