Sueño de una noche de marzo

Ya es de día y parece un sueño. Milo Lockett y Felipe Giménez con sus camisas y pantalones de pintar llenos de pintitas frescas de colores, el delantal de Felipe intervenido por una explosión del catálogo pantone, y sus cuatro manos bien metidas en el asunto de intervenir una mesa cada uno. De darle un alma. En Boulevard. Parece un sueño.








Al principio, la emoción de ver crear a dos de los mejores artistas argentinos de nuestros tiempos pudo más que cualquier otra cosa: todos los amigos de Boulevard que se acercaron para vivir la experiencia rodearon el sector donde estaban trabajando para ver y admirar sin mucho más orden que el que dicta la felicidad de sentirse parte de un momento único. Al correr de los minutos, se sumaron sillas para las primeras filas y hasta los más chiquitos se quedaron quietos en sus lugares. Una bossa amable acompañó las dos horas con monedas que duró el encuentro Arte-Boulevard. 








Cuando Milo le preguntó a su amigo si ya estaba para un recreo, Felipe retocó una línea de su mesa y accedió. Su Dr. Álvarez ahora sí se había quedado solo para por fin presentarse a la mujer de sus sueños. 




Los asistentes, respetuosos, se acercaron a las mesas para admirarlas de cerca y a los artistas para hacerles preguntas. Si todo el color que se prendió a sus ropas reflejara su nivel de generosidad, nos quedaríamos cortos. Sobraron las sonrisas y las respuestas amables de un Milo y un Felipe tan accesibles como cualquier hijo del vecino.  




Mientras tanto, en Boulevard, las mesas se llenaron de amigos listos para comer. Como parte del agasajo, Milo nos prestó cuadritos que ubicamos en cada mesa para que el arte realmente se siente a comer con las familias y amigos de Boulevard. 





En el primer piso, la muestra temporaria de los protagonistas de la noche fue visitada en continuado toda la noche. Un lujo, realmente, tener en casa obras tan espectaculares. 







Ya es de día y parece un sueño. Milo y Felipe pintando en Boulevard, todos nuestros amigos que se acercaron a conocerlos, las mesas llenas de anécdotas, risas y arte, los pasillos recorridos, la galería vestida con cuadros, hasta la calle llena de luz, con pequeñas velas que iluminaron el trayecto a La Trastienda y a La Tienda… Qué bueno que tenemos tantas fotos publicadas en nuestro Facebook para pincharnos y decirnos, “Ey, fue realidad…”.


¡Muchísimas gracias Milo y Felipe por hacernos vivir una noche tan especial y muchas gracias a todos por haber venido!